jueves, 22 de agosto de 2013

Solo en la lluvia, otra vez

   He dejado de escribir en este blog, por mucho tiempo, pero hoy día las letras del teclado me obligaron a ingresar a este sitio para dejar un sentir, un pensar y un pesar.
   Mi mente ha funcionado y trabajado todo el tiempo sin descanso, incluso en la noche, evocando recuerdos y buscando respuestas. Intento que se me pase, pero todavía queda el dolor de cabeza.
  Mi pecho estuvo apretado un día entero, un dolor que tienes cuando no puedes llorar y necesitas hacerlo. Mi estómago dolió un día entero, dolía como enfriamiento, como ganas de vomitar, como cuando vas a cantar ante el público o disertar frente a un profesor. Mis músculos, ordenados por mis nervios, tiritaban como augurando algún peligro. Estoy enfermo, estoy triste, estoy decepcionado, y siento mi corazón y piernas pesadas.
   Las respuestas llegaron el día de ayer. Llegaron con la lluvia, y con un paseo bajo paraguas, mojando más mi alma que mis pantalones, entablando una conversación, con Aquel que me salvó.
   ...ha sido un recorrido tan largo y tan solitario. Ha sido un recorrido que me ha planteado tantas situaciones, tantos enfrentamientos de valores y de reflexiones infinitas. Pero hoy no será invocado el dolor del ayer, el dolor de aquel recorrido junto a gritos de desconocidos en las calles de Temuco, y es porque hoy se enfoca todo en algo completamente diferente.
   Hoy se celebra un día. El día del niño. Cada vez que me veo observando a alguien, me pregunto cómo habrá sido su vida de niño, y de si el hecho de pensar en qué pudo vivir en su infancia, logra explicar las cosas que le suceden en la actualidad, o su forma de ser y pensar.
   Para lo que algunos es trivial, para otros son las cosas determinantes de la vida. No sé qué va a pasar mañana, ni siquiera puedo prometer que las cosas que defiendo hoy en día, vayan a ser mis regentes en los años venideros. Lo que sí puedo saber desde ya, es que no operaré como aquel que me dejó en la lluvia de Temuco, ya que por muy distintas que sean las visiones de vida, los amigos son los amigos y en aceptar las diferencias está una buena parte de ser sabio. Aunque leas o no, siempre estaré pendiente, de si necesitas ayuda.

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